miércoles, 21 de mayo de 2014

It's become a habit, a way to start the day...

Tengo mis horarios de sueño muy mal distribuidos. Suelo dormir en periodos de 3 ó 4 horas, y si tengo suerte (y ningún pendiente) hasta 5 ó 6. Recargo mis baterías con sólo dormir 2 horas continuas, cuando estoy presionada por el trabajo o la escuela. No es saludable, no es recomendable, pero es lo que hay. Y, últimamente, no puedo descansar bien porque empiezo a soñar. 

Agradezco enormemente los días en que estoy tan cansada física y mentalmente, que caigo como piedra y mis noches se funden en negro, donde no pienso, no recuerdo, dejo de existir al cerrar los ojos. Pero cuando eso no sucede, mis sueños se encargan de recordarme lo que yo sé desde siempre: que estoy sola. Más allá del círculo donde se mueve la familia, las amistades, existe un espacio enterrado, un nivel oculto al que no accede cualquiera: ahí es donde percibo mi soledad. A veces sueño con A., con ese día que fuimos al concierto de DD:FF, y al regresar en el metro, empecé a hablar de lo triste que me sentía, y él no me respondía nada, pero tomó mi mano, y la mantuvo apretada, incluso cuando empezamos a caminar hacia casa. Esa sensación de tener un hermano mayor que no te dice nada, pero lo comprende todo. En otras ocasiones mi cerebro me arroja la primera vez que vi a L., ese abrazo en que mi corazón no se calmaba, en un arrebato que pocas veces he experimentado. Esa sensación de calidez que revivo cuando M., S. o E. me abrazan es un regalo maravilloso. El día en que me solté a llorar en medio de la gente, porque me rompí al ser asaltada por un recuerdo aleatorio evocado por accidente. La furia que me invadió al no sentirme comprendida por mi madre, la irracionalidad que me invade cuando empiezo a golpear objetos, cuando sólo quiero desquitarme, dejar salir la violencia que llevo dentro, destrozar todo, dañarme a mí, dañar a lo que me rodea. En sueños no tengo por qué contenerme. En mis sueños, soy un monstruo que devora todo, que lo regurgita, embarra todo con su porquería, insulta, hiere, destruye. Toda esa ira que guardé desde niña. Tanta energía desperdiciada, y todo sólo en la fracción de tiempo que permanezco dormida.

No descanso en realidad. A veces no puedo con eso de sentirse tan eufórica y feliz en un momento, y luego caer en la extrema depresión al siguiente. Me agota la energía, me merma. Por eso busco distraerme; la música es buen remedio cuando no quiero pensar. Hay noches en que duermo con los audífonos puestos para influir de otras maneras en mis sueños. Diría que funciona en ocasiones, pero es difícil escapar de ti mismo, sobre todo cuando siempre ha estado ahí, sólo esperando a que haya un detonante que haga la reacción necesaria para comenzar. Esto no es tristeza. Esto va más allá de ese sentimiento. No es sufrir, no es lamentarse. Es ira, es violencia, es visceralidad. Ya no tengo nada de qué arrepentirme, ni quiero volver a los viejos tiempos, no deseo nada de lo que perdí, y sólo quiero lo que puedo obtener para mí, para mis propios fines. Sé que eventualmente volverá la paz. En algún lugar está esperando la tranquilidad, me abrazará otra vez, cuando logre descargar todo lo que traigo ahora mismo. Tengo que pasar por todo esto para poder estar bien, cada día, todos los días. 








...So I can feel happier to be safe up here with you. 

No hay comentarios.: