viernes, 23 de mayo de 2014

11:11


Eso pensaba al leer esto. Pero, quizá, sí me queda un último deseo.

Dioses. Duele incluso el pensar en decirlo "en voz alta". En letras que lo hagan una realidad, que lo deseo, que lo anhelo, que tal vez sería un complemento que me haría feliz. Uno guarda los "hubiera" en el corazón y, cuando se percata, son una carga pesada que tarde o temprano rompe todo. Dijimos que sin arrepentimientos. Dijimos que sin guardarnos nada. Cumplí con mi parte y el resto quedó en el tintero. Aún hay tantos futuros por escribir. Aún me queda vida, hasta donde sé. Mi cofre está en el mar, pero la llave me la guardé por si acaso.




He decidido esperar. 
[Aún no sé si es un acto de valentía o de estupidez.]

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