Durante este último año he sentido muchos cambios en mi personalidad, nunca he sido una persona particularmente sociable, pero últimamente mi grado de antisocialez se ha disparado, no sé si culpar de esto a la decepción tan grande que me llevé con varias personas a las cuales consideraba "amigas", o simplemente sea la hueva enorme que me da el darme a entender ante sujetos que no están nada, pero nada familiarizados con mis gustos y particularidades. Reconozco que puedo ser lo más superficial del mundo en un momento, para al siguiente ya andar filosofando barato con lo grande y profunda que es nuestra existencia como para malgastarla en una tarde de compras en la que la única que compra soy yo y hasta eso con tarjetas porque soy pobre y los otros sólo van a abrir la boca porque no hay de dónde. Me encanta revolcarme en divagaciones acerca de a qué extremos me voy como para andar un momento vestida bien acá de versace, old navy, gap, ralph lauren y etc., etc., etc., como para dos días después hacerle asquito a todas las personas que se excitan ante la visión de una prenda más cara que el promedio. Tal vez mi problema es que me encanta la superficialidad, me gusta verla, degustarla, sentirla en mi propia piel; pero me repugna cuando la veo en otros que no considero deban ostentarla, me caga la gente que usa lentes oscuros dentro de un edificio o en un día nublado para que vean que usan armani, prada, d&g, rayban: "lentes oscuros, naco seguro"; no soporto a los que hacen sonar a su celular sólo para que vean que traen el iphone o un consolador con función de teléfono; pienso que deberían patearle el culo a los que se sienten más que los demás sólo porque sus garras les salieron más caras que la letra de un mustang y lo que más me recontrapatea es los que observan, sí, sólo observan qué traes, qué te pones, cómo lo usas, con qué lo combinas, qué marca es. Yo soy de éstas últimas. Cuando siento que entro en snake mode, mejor cierro mis puertos de comunicación y me marcho, lo cual me sucede muy a menudo cuando convivo con amigos, compañeros, conocidos. Curiosamente, si la persona posee un nivel intelectual superior al promedio (es decir, no habla ni hace pendejadas), todos mis prejuicios se van al caño, pues una mente cultivada vale mucho más que un louis vuitton de 5 mil pesos. Claro ejempo de ello es una de mis compañeras de trabajo; su cara a primera vista es de maguito sonric's por lo maquilada que anda, pero me ha ayudado un chingo en la difícil tarea de enseñar a leer y escribir a niños de primer grado, con unas estrategias y técnicas que ya ni la Normal nos enseña: ese tipo de personas pueden hacer lo que quieran con sus vidas mientras sigan conservando el cerebro intacto. Eso es lo que no supieron hacer mis amigos. Les gustó la vida fácil y de putería -en ese aspecto tampoco soy santa pero eso es harina de otro costal- y se les subió la caca a la cabeza, dejando que la superficialidad superficial (así como lo he escrito) que me gusta tanto los consumiera por completo, y ahora soy incapaz de verlos como seres pensantes y los concibo como personas que no salen del "gooooeeeei", "oseeeaa", "te quiero miiiil", "eres supeeer" y demás mamaditas que me enferman al punto de que no quiero volver a vivirlo nunca más.
lunes, 27 de octubre de 2008
Ando menopáusica
Durante este último año he sentido muchos cambios en mi personalidad, nunca he sido una persona particularmente sociable, pero últimamente mi grado de antisocialez se ha disparado, no sé si culpar de esto a la decepción tan grande que me llevé con varias personas a las cuales consideraba "amigas", o simplemente sea la hueva enorme que me da el darme a entender ante sujetos que no están nada, pero nada familiarizados con mis gustos y particularidades. Reconozco que puedo ser lo más superficial del mundo en un momento, para al siguiente ya andar filosofando barato con lo grande y profunda que es nuestra existencia como para malgastarla en una tarde de compras en la que la única que compra soy yo y hasta eso con tarjetas porque soy pobre y los otros sólo van a abrir la boca porque no hay de dónde. Me encanta revolcarme en divagaciones acerca de a qué extremos me voy como para andar un momento vestida bien acá de versace, old navy, gap, ralph lauren y etc., etc., etc., como para dos días después hacerle asquito a todas las personas que se excitan ante la visión de una prenda más cara que el promedio. Tal vez mi problema es que me encanta la superficialidad, me gusta verla, degustarla, sentirla en mi propia piel; pero me repugna cuando la veo en otros que no considero deban ostentarla, me caga la gente que usa lentes oscuros dentro de un edificio o en un día nublado para que vean que usan armani, prada, d&g, rayban: "lentes oscuros, naco seguro"; no soporto a los que hacen sonar a su celular sólo para que vean que traen el iphone o un consolador con función de teléfono; pienso que deberían patearle el culo a los que se sienten más que los demás sólo porque sus garras les salieron más caras que la letra de un mustang y lo que más me recontrapatea es los que observan, sí, sólo observan qué traes, qué te pones, cómo lo usas, con qué lo combinas, qué marca es. Yo soy de éstas últimas. Cuando siento que entro en snake mode, mejor cierro mis puertos de comunicación y me marcho, lo cual me sucede muy a menudo cuando convivo con amigos, compañeros, conocidos. Curiosamente, si la persona posee un nivel intelectual superior al promedio (es decir, no habla ni hace pendejadas), todos mis prejuicios se van al caño, pues una mente cultivada vale mucho más que un louis vuitton de 5 mil pesos. Claro ejempo de ello es una de mis compañeras de trabajo; su cara a primera vista es de maguito sonric's por lo maquilada que anda, pero me ha ayudado un chingo en la difícil tarea de enseñar a leer y escribir a niños de primer grado, con unas estrategias y técnicas que ya ni la Normal nos enseña: ese tipo de personas pueden hacer lo que quieran con sus vidas mientras sigan conservando el cerebro intacto. Eso es lo que no supieron hacer mis amigos. Les gustó la vida fácil y de putería -en ese aspecto tampoco soy santa pero eso es harina de otro costal- y se les subió la caca a la cabeza, dejando que la superficialidad superficial (así como lo he escrito) que me gusta tanto los consumiera por completo, y ahora soy incapaz de verlos como seres pensantes y los concibo como personas que no salen del "gooooeeeei", "oseeeaa", "te quiero miiiil", "eres supeeer" y demás mamaditas que me enferman al punto de que no quiero volver a vivirlo nunca más.
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1 comentario:
yo visto normal, nada de marcas: playera normal,pantalon de mezclilla, y tenis tipo converse, leve... lidereo proyectos para empresas norteamericanas, estudio una maestria en teoria de control avanzado, asesoro tecnicamente los nuevos proyectos y soy antisocial hasta la medula, pero ironicamente mi humor acido y sarcastico me hace alguien 'divertido'.
y alguna que otra chica me ha confensado que soy su amor platonico por ser alguien interesante... aunque siempre la cago preguntado: "si te invito a salir, cogemos?"
soy un asco de persona.
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