miércoles, 13 de noviembre de 2013

Ficciones. (II)

[Monstruo dice:]
Vivir contigo es extenuante. Desconoces qué anhelas en realidad, un momento alegre, al siguiente, deprimida. Trato de protegerte, de alejarte de aquello que sé te hará daño, pero entre más te hago el recuento de lo que podría salir mal, eres más persistente y tenaz de lo que pareces. Vas, entregas tu tiempo, tus deseos, tu cuerpo a seres que en ningún momento dudarán en alentarte para que continúes en ese desenfreno que te domina. Te dije que no hablaras con ella. Ella no te ama como yo, a ella no le importa verte destrozada, exánime, aplastada bajo el aluvión de sensaciones que te obliga a experimentar como parte de sus arrebatos carnales. Y después, cuando todo ha terminado y quedas en el limbo precedente al "¿qué es lo que sigue?", te abandona, satisfecha ella, violentada tu carne, perforada tu razón, saqueados tus sentimientos. Dime, ¿qué ganas de todo esto? Al final, ¿quién será el que te acompañe a casa? Yo, sólo te quedo yo, para abrazarte -aunque rechaces mis gélidos extremos-, y jurar solemne que yo seré quien guíe tus pasos, que te apartaré de la pena que involucra el tocar la piel de un extraño, y resguardarte, encerrarte en la pared conmigo, a salvo en mi regazo, mientras acaricio tus cabellos en la serenidad que va unida a este momento que podría ser eterno, podríamos ser eternas...

[Muñeca no responde. Su mirada perdida no da muestras de reacción. Acostada de lado sobre la cama, eleva la cabeza para finalmente concentrarse en la luz que se filtra por entre las cortinas. Monstruo se acerca lentamente a ella, abrazándola por la espalda, dejando que la frialdad de su piel azulada erice los vellos de sus brazos.]

[Muñeca dice:]

Me dijo que era bonita. Que mi cuerpo no era como yo lo imaginaba, que era hermoso. Dime, ¿lo es? ¿Vale la pena seguir manteniéndolo, cuidándolo, sustentándolo? Él me mantiene viva, con propósito, con algo por qué vivir...

[Ninfa interrumpe:]

Tonterías, tonterías las que estás vomitando.

[Monstruo se incorpora y la mira retándola a los ojos. Ninfa continúa:]

No dejes que él sea el motivo de tu vida. No nos dejes en la sombra de alguien más. Me dejaste dormir tanto tiempo, todo para volver y encontrarte así, un guiñapo que alguna vez deseé tanto poseer que enloquecí por ello. Déjame ser una contigo. Te he dado a probar lo que podemos lograr juntas; liberaste los instintos que tu consciente reprime y te entregaste al placer por el placer. Hedonista total, que no contempló escrúpulos de ningún tipo. Dime, ¿qué puede haber de malo en ello? ¿Qué es lo que te detiene? Que te van a romper el corazón...Querida, ni siquiera sé si aún hay algo dentro de tu pecho. Tú no quieres amor. No buscamos cariño. Podrás tratarlos amablemente, reír, hablarles de lo que piensas...pero sabes que hay una barrera que te separa de ser algo más. Y eso que tú crees es apego, son sólo ganas incontenibles de experimentar el contacto físico que te has negado por tanto tiempo.

[Ninfa acaricia el rostro de la Muñeca. Monstruo se retrae hacia la pared.]

[Ninfa continúa.]

Tú no estabas destinada para esto. Insististe en que podrías darle continuidad, colocarte el disfraz de la compañera perfecta y mimetizarlo con tu piel. No. No estás hecha para ser compañía de nadie. Podrán permanecer un tiempo, pero nada permanente. Sólo nos tienes a nosotras para sostenerte e identificarte como lo que eres, un lobo entre ovejas, tratando desesperadamente encajar en el conjunto. Estás harta de todo y temes a lo que sucederá cuando lo admitas y aceptes, has doblegado tu cuello al yugo y ahora roes la cadena que te sujeta. Una cadena metafísica que te liga a algo que ya no existe. Corta todo, desapégate, quema lo que dejes atrás. Me tendrás a mí, al inicio, al final, siempre. Dolerá menos de lo que imaginas, porque hace tiempo perdiste esa capacidad, esto es sólo un pedazo de sentimiento que quedó protegido por los escombros de lo que alguna vez fue. Libéranos, otra vez, como hace tanto lo hacías. Verás que ese es el camino que sienta mejor a tus instintos... La perdición.

[Muñeca está muda. Ha costurado sus labios con un silencio que anuncia cierta decisión. El Monstruo ha entrado a la pared, temiendo lo que sucederá. Ninfa sólo sonríe.]







Ella sabe que es libre, otra vez.

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