jueves, 10 de junio de 2010

Like you imagined when you were young.

Últimamente he estado recordando algo que me sucedía en secundaria, yo tenía un sueño en forma frecuente, en él me encontraba frente a un ventanal de un edificio, como un departamento, en mis brazos había un bebé; me visualizaba en una edad de 25 años aproximadamente, con lentes, cabello recogido en una coleta, y mientras yo arrullaba al bebé, alguien venía hacia mí, un hombre, a quien yo reconocía como pareja. Esta persona nunca tuvo un rostro, pero curiosamente siempre aparecía con lentes, cabello corto, piel clara, estatura media - alta. Siendo yo una adolescente, me impresionada mucho y desesperadamente buscaba a aquellos que encajaran en la descripción; obviamente viví muchas decepciones gracias a esto, no encontré lo que buscaba y para finales de prepa ya estaba resignada a vivir lo que me encontrara, disfrutar de las experiencias y solamente SER, sin necesidad de encajar en el esquema construido en mi cabeza. Es así como llegué a universidad y conocí al hombre que sería mi esposo, alguien no perfecto, no ideal, no totalmente compatible, pero con el cual viví momentos que me convencieron de quedarme en ese lugar, a establecerme y decir, finalmente llegué a casa. Podría decirse que este es el final de la historia, pero no; como persona voluble y cambiante que soy, nuevas cuestiones han venido a darme en toditita la madre, a veces me pregunto si realmente tomé la decisión correcta, o si a mi vida llegaron tarde los eventos que se suponía debían pasar en otro tiempo, tal vez antes, y el peso del "qué tal si..." es a veces tan grande que realmente pone mi mundo de cabeza y me hace imaginar cosas que no son ciertas (estoy consciente de ello), pero que le otorgan una pequeña chispa de emoción a esta existencia que, si bien a veces es monótona, no deja de necesitar pequeñas sorpresas e ilusiones que le motiven a seguir existiendo. Sé que el peso de estos sueños no los puede soportar cualquier tercero, pues son parte de un universo en el que la realidad como la vivimos ha cambiado para adaptarse a mis propios deseos y anhelos, puede decirse que es un mundo egoísta, concebido sólo para hacerme feliz a mí y a nadie más, en el que hago y deshago a mi voluntad y antojo. No quiero decir con esto que sea infeliz con lo que vivo, al contrario; nada me ha traído más satisfacciones y alegrías, pero pienso que todos necesitamos conservar un poco de nosotros para nuestro propio disfrute, creo en la individualidad y sus beneficios, por eso creo en que puedo ser egoísta de vez en cuando para conservar esa pequeña porción de mente que es mía, que me pertenece a mí y nadie más.






Por eso escribo estas líneas ambiguas, para que entiendas que te quiero, aunque no te lo diga como tú quisieras.



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