En las últimas semanas, por más que me esfuerzo en pensar bonito, no puedo. Ando con un revoltijo de ideas y sentimientos, y estás desordenados en tal manera que cuando intento desenredarlos, algo nuevo surge y me mantiene en ese estado de animación emocional suspendida que yo sé -por experiencias previas- es altamente peligroso para los más cercanos a mí. Sé que soy una persona altamente voluble, que de un momento a otro cambia de estado de ánimo drásticamente y sin medir consecuencias; supongo que la gota que derramó el vaso es la nostalgia, porque siento todo extraño a mi alrededor, porque he reencontrado personas que yo consideraba sepultadas en lo más hondo de mi memoria. Y no es que las eche de menos, si salieron de mi vida fue por causas válidas...O al menos así me parecieron en su momento. Aquel que rechacé por estar esperando a otro; ese que hice a un lado porque nuestros intereses no coincidían; el que destrocé por probar algo prohibido. Personas que en un momento dado fueron mi sombra, y ahora son prescindibles, casi inexistentes; el sentimiento se extiende y abraza lentamente a los que están conmigo en mi presente, alejándolos de toda forma de conciliación. Lo que digo es un sinsentido pues no estoy para dar explicaciones ni evidenciar los hechos, sólo quiero desahogarme y dejar que todo salga, desintoxicarme de mí misma y seguir adelante. Estoy consciente de que he alejado a muchos por mi hermetismo, a veces quisiera decirles que un simple "hola" de su parte me desarmaría, volcaría la mala entraña y todo sería como antes. Extraño algunas cosas del pasado. Pero soy demasiado orgullosa para dar el primer paso y admitir que me siento sola, terriblemente sola a pesar del montón de gente rodeándome.

Y no, no estoy deprimida; es sólo la melancolía que me da el saber que no hay vuelta atrás.