Sobre todo porque recibiré regalos. ¿Qué no se trata de eso?
Ok, no. Pero realmente no me hace tanta ilusión; durante toda mi vida me la he pasado regalando objetos que muchas personas me han pedido, a veces de forma disimulada, a veces descaradamente, otras porque yo he querido entregarlos y muchísimas más por mero compromiso. ¿Y qué he recibido a cambio? No mucho, de eso estoy segura. Con esto no quiero desameritar algunos regalos que he recibido de amigas que, a pesar de no contar con muchos recursos económicos, se esforzaron por hacerme algo, ya fuera algo elaborado por ellas, una carta, un muñeco, detalles que llaman la atención por ser sencillos y emotivos.
A mí me gusta mucho planear regalos hechos a mano. Los pienso, los diseño, compro los materiales, los confecciono, les pongo toques personales. Son muy contadas las personas que han recibido algo mío, alguna manualidad en la que haya puesto mi esfuerzo, y siento un orgullo secreto saber que una de esas rarezas anda rondando ahora mismo en España, pues hasta allá vive la última persona a la que le hice una muñeca de trapo, fieltro y estambre. También siento feo cuando alguna persona se la pasa friegue y friegue para que le regale algo, de esas personas que nada más atosigan y usan las ocasiones especiales como pretexto para sacarte los detalles a la fuerza; y lo peor viene cuando te toca a tu vivir tu momento especial, no te dan ni las gracias, acaso nada más la felicitación correspondiente y párale de contar; es entonces cuando caen de mi gracia eterna y son condenados a mi apatía durante el resto de sus vidas hasta que algún acto de bondad los salve. Y hasta eso, me cuesta perdonarlos aunque se reivindiquen.
Esta Navidad no daré nada, sólo las correspondientes felicitaciones; no ando con ánimos ni cuento con los recursos económicos para hacerlo, y aunque los tuviera, no me nace, simplemente este año no me da la gana andar regalando mi dinero cuando puedo aprovecharlo en algo más afín a mis intereses. Me he vuelto tacaña y me alegro por eso, a ver si de una buena vez me enseño a ser más ahorrativa y a no despilfarrar tanto en cosas innecesarias.
(Eso sí, quien me quiera felicitar el 30, será muy bien recibido.)
4 comentarios:
Muchos odiamos la navidad por los regalos, no por que se reciban si no por que tenemos que dar jajajajajaja
saludotes^^
Yo tampoco doy.
Pero eso si, inviten a la fiestaaaaaaaaaa, no hay que ser.
¿Si te felicito el 30 que me das? (jejejeje) na, nocierto =)
¡Pos no me des nada, si al cabo que ni me conoces, pues!
¡Y no te felicito! (a menos que me regales algo) jejejej.
No es cierto, no le hagas caso a este sangrón. totalmente de acuerdo con aquello de cuidar los dineros. Y no es tacañería eh, es precaución, pues el año que viene se supone que nos va a caer La Aburridora.
Saludos.
Yo ya no hice nada para nadie, al final, lo que gasté en regalos para alguien más lo gasté en mi, y eso de sentirme feliz por ver a alguien feliz con mi regalo, fue rebasado y por mucho con la sensación de ser feliz por lo que yo me regalé!
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