sábado, 15 de noviembre de 2008

8.00 a.m.

Desperté hace una hora, al menos de manera oficial. Antes desperté a las 3:10 a.m., con el corazón agitado y los ovarios en la garganta, porque soñé con el apocalipsis zombie. Obviamente, a las 3 de la mañana no hay ni madres de ruido, por lo que mi paranoia se incrementó; haciendo uso de toda mi valentía post-pesadilla, me levanté y revisé la casa (hey, ¿qué tal si se metió algún zombie en lo que dormía?) hasta convencerme de que ya estoy grandecita para esas mamadas y quien me viera con el bate de aluminio, en camisetita y calzones esperando a meterle un garrotazo en la cabeza al primer no muerto que se me aparezca, diría que ya me sentí personaje malhechote de alguna película de Romero. En fin, después de calmar mi miedo autoinflingido, volví a la cama, y me tardé exactamente media hora en dormirme de nuevo, lo cual coincidió curiosamente con el perro de los vecinos que empezó a ladrar (símbolo inequívoco de que aún no vale camote el mundo).

Foto de hace unos momentitos, porque tengo la manía de dormir con el celular, tanto para ver la hora, para jugar tetris antes de dormir, para tomar fotos horribles y de paso para que me dé cáncer dentro de unos años por tenerlo tanto tiempo pegado a mí. Podemos apreciar mi hermoso cabello negro, el cual casi vive su holocausto personal el día que me quise hacer unos rayitos rojos onda bien emo porque salían por debajo del cabello y sólo se veían cuando me lo recogía en coleta.

Foto de cuando tenía las mechas rojas, eran bellas, snif.

Ok, en su momento las amé, pero 5 meses después se comenzaron a poner naranjas y eso de parecer decoración de Halloween en abril no me gustó nadita, por lo que dije, ya no quiero cabello rojo, y fui y me lo pinté de morado: error. El color no me duró nada de nada, al mes ya se veía todo descolorido. En ese entonces se acercaba peligrosamente mi graduación y yo decía, nel, con estas greñas no salgo. así que fui y me pinté de negro las mechas: craso error. Claro que en mi graduación mi cabello se lució porque estaba recién acicalado, pero el horror vino días después porque el maldito tinte manchó algunas blusas, siempre tenía que traerlo recogido y esos tratamientos de L'oreal valieron un pito, así que durante tres meses mi vestuario fue totalmente reemplazado por blusas negras, algo nada difícil para mí aunque en la escuela en la que trabajo me preguntaban de vez en cuando si se me había muerto alguien y que sus más sentidas condolencias ¬¬. Actualmente mi cabello ha crecido lo suficiente como para cortarme a la riata las malditas mechas, dejando mi lustroso cabello negro ébano que amo tanto. Prometo que ya no lo vuelvo a hacer, snif.



3 comentarios:

Juanitos Blog dijo...

Al menos no te paso como a mi, yo mensa mensa me quise poner mechas azules asi como tu, asi como todos, asi asi. Y mi cabello recien pintado nego nego mi coloracion y volvi a decolorarlo y lo volvi a decolorar y en las 4 decoloraciones que hice, mi cabello se convirtio en una vil paja.
Nunca lo pinte azul, ash.

weak dead: fight! dijo...

el terror autoinflingido es la pura onda!! no se porque la gente no lo practica. Chido ver peliculas estilo The Grudge a las 2 am solo en la casa, putssss, quien quiere drogas???!!! El terror autoinflingido es 1E6 mejor!

Hattori dijo...

Pues al menos esas mechas que me pinté sí quedaron como pajosas y les cayó orzuela :( eso ameritó un corte de cabello en su momento...

Y sí, soy experta en terror autoinflingido, mínimo tengo 3 o 4 paranoiquedas a la semana...