A veces un sólo detalle es suficiente: un mal día, una cuenta pendiente de la que no nos acordábamos e implica un gasto, un reproche no dicho, las ganas de vomitarle en la cara al otro. Cualquier cosa basta para sentirse tremendamente miserable y con ganas de corromperlo todo si andamos con el gusanito del hastío dentro...
1 comentario:
Antes tenia esa mania: buscar si habia detalles pendientes que castraran mi vida, si no los encontraba me sentia enormemente feliz.
Ahora aplico el valemadrismo, si hay algo que me puede hacer miserable, pienso que el mundo no vale nada y que alfinal de cuentas morire y ya no significara el que me hayan cortado la luz por haber olvidado pagarla.
adoro el nihilismo
Publicar un comentario